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Dicha faena está muy lejos de la simpleza. A pesar de que la enfermedad ha sido relacionada con por lo menos 14 genes, el hecho de tener un miembro de la familia con esquizofrenia no garantiza que otras personas la desarrollarán; más aún, la condición también tiene una relación vinculante con el medio.
“El desarrollo de esta enfermedad puede ser originado por una infección durante el embarazo, pero al contrario de otros desórdenes del desarrollo como el autismo, la esquizofrenia tarda mucho en aparecer, de hecho, los adultos esquizofrénicos pasan su niñez y adolescencia sin síntoma alguno del desorden”, explicó la profesora Ina Weiner, del departamento de psicología de la Universidad de Tel Aviv.
“Los tratamientos actuales para curar la enfermedad permanecen tan insatisfactorios como siempre, por eso, otros investigadores y yo hemos decidido tomar otra ruta por donde analizar esta enfermedad mental”.
Los expertos decidieron elaborar una estrategia para observar los cerebros de esquizofrénicos desde edad temprana con la finalidad de descubrir cuáles regiones muestran las primeras señales de deterioro.
“Deseábamos rastrear la enfermedad. Si cambios progresivos en el cerebro ocurren con el desarrollo de la esquizofrenia, es posible entonces prevenir estos cambios mediante una intervención temprana, algo que revolucionará el tratamiento de la enfermedad”, expresó el doctor Yael Piontkewiz, otro de los investigadores en el equipo. Los resultados fueron publicados en el diario Biological Psichiatry (psiquiatría biológica).
Los planes requerían de animales con la enfermedad. Los científicos así podrían observar el desarrollo neuronal desde su infancia hasta cuando se producen los primeros síntomas en el adulto joven.
Para ello, la idea era provocar la infección en mamá rata para que las ratitas nacieran con este tipo particular de “esquizofrenia” y así observar el desarrollo neuronal para distinguir el deterioro y las regiones más afectadas. Por supuesto, las ratas no padecen de la esquizofrenia humana sino una condición que produce comportamientos similares.
“Lo primero que observamos es que estos animales eran todos normales durante la niñez y la adolescencia, sin embargo, una vez daban los primeros pasos en la adultez, conductas parecidas a las de la enfermedad mental comenzaban a aparecer en todas estas ratas”, explica Weiner.
Distintos al ratón esquizofrénico
En otra ocasión, habíamos publicado sobre la producción por otro equipo en la Universidad de Georgia de un ratón esquizofrénico. Sin embargo, aquel equipo se concentró en dos genes que han sido relacionados con la enfermedad. Ahora, el grupo en Tel Aviv asume la posición de causar el desorden al introducir una infección en la rata. Más tarde, las ratitas que nacieron fueron analizadas y sus cerebros observados durante las etapas de la infancia, la adolescencia y luego en la adultez.
La búsqueda en las imágenes obtenidas de los cerebros de estas ratas esquizofrénicas, mostraron las áreas dañadas. “Observamos que los ventrículos laterales y el hipocampo revelaban anormalidades en las ratas a las que les habíamos inducidos la enfermedad”, explican.
Sin embargo, los investigadores lograron un efectivo tratamiento. “Es posible iniciar un tratamiento en las ratas de alto riesgo con las drogas que actualmente se utilizan para los humanos, que son la risperidona y la clozapina, de hecho, luego del tratamiento pudimos constatar que los ventrículos y el hipocampo retenían un tamaño saludable”, explica Weiner.
También el Alzheimer ha sido rastreado
En otras noticias, un equipo de investigadores ha conseguido rastrear la enfermedad de Alzheimer mucho antes de que los primeros síntomas aparezcan. Los científicos en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) analizaron los resultados de dos estudios, uno que involucraba 169 individuos que fueron seguidos durante tres años y que habían sido diagnosticados con una condición conocida como impedimento ligero cognoscitivo (MCI en inglés) que produce pérdida de la memoria pero no los problemas de personalidad e identidad que presenta el Alzheimer.
En el segundo estudio 17 voluntarios, diez saludables y siete con los primeros síntomas de Alzheimer, fueron estudiados en distintos períodos. Los resultados del primer estudio han sido confirmados por el segundo. Dos áreas en el hipocampo protagonizaron el estudio, una conocida como CA1 y el complejo subicular muestran daños desde sus inicios, aunque son difíciles de detectar mediante las tecnologías de imágenes neuronales. Anomalías profundas que continúan desarrollándose en el CA1 llevan a estos pacientes al Alzheimer. publicacion del el caribe.com.do